23 Abr ¿Las pesadillas de los adultos son peores que en los niños?
Aunque los malos sueños pueden parecer algo que se queda en la infancia, lo cierto es que las pesadillas en adultos son bastantes frecuentes. De hecho, son un recurso con el que nuestro cerebro gestiona y maneja ciertas preocupaciones y temores que tenemos en el día a día.
En principio no entrañan ningún problema, pero si ocurre a menudo, puede dificultar la calidad del sueño y del descanso. ¿Sabes cómo tratar de evitar tener pesadillas? Existen algunos hábitos que pueden resultar clave y que se pueden llevar a cabo para dormir mejor sin que los sueños perturbadores irrumpan en tu mente.
¿Por qué se dan las pesadillas en adultos?
Se dice que las pesadillas son sueños malos debido a la sensación negativa que dejan en nuestro cuerpo por parecer vívidos y reales. Comienzan a manifestarse a partir de los 10 años, pero pueden darse a cualquier edad. Muchas veces hacen que nos despertemos agitados, asustados o incluso angustiados mientras tratamos de dilucidar qué es lo que ha ocurrido. A diferencia de la mayoría de los sueños, las pesadillas tienden a recordarse junto a las emociones que nos provocaron.
Suelen producirse durante la fase REM del sueño, es decir, durante el sueño profundo, que se da a partir de la segunda mitad de la noche, aunque suelen intensificarse al final. Habitualmente es en esos momentos cuando nuestro cerebro procesa lo ocurrido durante el día, bien sean aprendizajes o vivencias. Cuando estas se asocian a sensaciones negativas o que generan tensión, provocan que nuestro ritmo cardíaco se acelere, por ejemplo, momento en el se originan las pesadillas.
Son comunes en épocas concretas de nuestra vida y en conexión con diversos factores. El principal son los períodos de estrés, ansiedad y en los que abundan las preocupaciones. Las pesadillas en adultos también están ligadas a cambios importantes. Por ejemplo, como el fallecimiento de alguien cercano, a alguna medicación nueva que estemos tomando; a comer en abundancia antes de ir a dormir o a una ingesta excesiva de alcohol.
Cuando se producen pesadillas recurrentes, es importante revisar las posibles causas. En otros casos, este tipo de sueños reiterados pueden ser síntoma del síndrome de estrés postraumático, frecuentes cuando se experimentan hechos que han significado una amenaza, o también de trastornos del sueño o de la respiración, como la apnea del sueño. Cuando las pesadillas impiden de manera sistemática dormir apropiadamente con sus respectivas consecuencias en la actividad diurna, es importante acudir a un especialista.
¿Es posible parar las pesadillas en adultos?
Las pesadillas en adultos y en niños son muy similares. Quizás la mayor diferencia radica en los recursos que tenemos para enfrentarnos a ellas. Los niños pueden tardar más en saber lo que ocurre cuando se despiertan de una. Incluso la sensación que les ha provocado puede ser asociada a la vida real. En las personas adultas esto no ocurre con tanta facilidad. El desarrollo y la experiencia hace que las gestionemos de otra manera. Aunque alguna situación durante el día puede traer un recuerdo y evoque la angustia producida por un mal sueño.
Pasos para evitar pesadillas
Los pasos que podemos llevar a cabo para evitar las pesadillas son similares a los que deberíamos practicar para facilitar la calidad del sueño; favorecer un sueño en profundidad y reparador nos permite evadirlas con mayor facilidad. Estos son algunos de ellos.
- Mantener una buena higiene del sueño es crucial a la hora de descansar de manera adecuada. ¿Qué implica esto? Para empezar, establecer una hora fija a la que levantarse e irse a dormir a diario. También requiere no excederse con las siestas en el caso de que se duerman; no deben ser de más de 45 minutos. Es importante no beber demasiado alcohol al menos 4 horas antes de irse a la cama y evitar la cafeína durante las 6 horas previas. Por último, es recomendable no cenar comidas o alimentos pesados que puedan dificultar la digestión.
- Practicar ejercicio de manera regular siempre es recomendable. Hará que el organismo gaste energía. Pero debemos hacerlo siempre durante el día, no justo antes de la hora de dormir. De lo contrario nos activará y provocará el efecto contrario al que deseamos al descansar.
- La elección de la ropa con la que dormimos también es importante. Debe ser cómoda y acogedora, además de permitirnos el movimiento.
- La habitación, la temperatura y su mobiliario también deben ser cómodos y acogedores. Aquí es importante la elección de la ropa de cama, pero también de un colchón y almohada que alivien los puntos de presión durante el sueño y ofrezcan el suficiente soporte.
- Para los períodos de estrés y ansiedad, pueden ayudar los ejercicios de relajación, pero también dedicar tiempo a pasatiempos y hobbies que nos hagan relativizar las situaciones angustiosas y nos distraigan de las tensiones.
¿Y qué podemos hacer si una persona sufre una pesadilla? Si no se despierta por sí misma, lo ideal es que lo hagamos nosotros y que la tranquilicemos. De esta forma podrá salir de la situación angustiosa y, con suerte, volver a dormir.
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