10 Jun Cómo afecta la astenia otoñal al sueño
Durante el mes de septiembre, se van acortando los días, bajan las temperaturas y regresamos a la rutina. Un cambio que, en ocasiones, es abrupto, puede provocar una sensación de falta de energía y apatía. ¿Es este el síndrome post vacacional? ¿Qué nos pasa cuando nos sentimos así? ¿Puede afectar a nuestro descanso? Vamos a conocer al detalle la astenia otoñal.
¿Qué es la astenia otoñal?
La sensación de cansancio, tristeza y dificultad para concentrarse y seguir la rutina es lo que se conoce como astenia otoñal o astenia estacional. Aunque sea transitoria, esta condición puede afectar a nuestro bienestar y a la calidad de nuestro sueño. No podemos detener el avance del otoño. Los días van a seguir acortándose y no hará tanto calor como en verano. Pero sí hay algunas acciones que podemos tomar para disminuir la astenia hasta hacer desaparecer sus efectos sobre nuestro organismo.
¿Por qué afecta al sueño?
Esta estado de debilidad, fatiga y apatía es un síntoma de la adaptación que vive nuestro cuerpo y nuestra mente. Pasamos de días con muchas horas de luz y tiempo al aire libre a días más oscuros y más cortos. Es normal que necesitemos un proceso que puede ser costoso.
La luz es un factor clave porque es la que regula la actividad de nuestro organismo. Le indica cuándo descansar y cuándo permanecer en estado de vigilia. Con la entrada del otoño, las horas de sol se van reduciendo y comienzan épocas con mayor frecuencia de lluvias. Por eso la producción de melatonina, la hormona encargada del sueño, se adelanta. Además, la generación de serotonina, un neurotransmisor que se relaciona con las emociones y los estados de ánimo, disminuye. Eso significa que es más normal que sintamos tristeza, indiferencia o nos irritemos con facilidad.
A la sensación continuada de agotamiento se le suman los trastornos del sueño, como la somnolencia y el insomnio. El cansancio en otoño también puede tener consecuencias en la calidad del descanso. Provocará que nos sintamos aún más faltos de energías con las que afrontar nuestro día. Estos son síntomas temporales y van desapareciendo conforme nuestro cuerpo se va adaptando a los ritmos de la nueva estación. Aunque podemos ayudarlo incorporando una serie de rutinas para que sean más leves.
Claves para dormir bien y adaptarse al otoño
Por norma general, a nuestro organismo le gustan las rutinas y, por supuesto, los buenos hábitos. Así que, en un período en el que nos enfrentamos a la agenda marcada por el trabajo y las responsabilidades, es importante que sigamos una serie de pautas que ayuden a nuestro cuerpo a amoldarse a los nuevos hábitos.
Mantener una rutina de descanso
Es uno de los primeros pasos que podemos incorporar. Levantarnos y acostarnos siempre a la misma hora todos los días permitirá que nuestro ritmo circadiano se regule y, en consecuencia, favorecerá la conciliación del sueño. También es conveniente adelantar la hora a la que nos vamos a la cama y a la que nos levantamos de acuerdo con las nuevas horas de luz.
Practicar ejercicio
Ayuda a generar endorfinas, lo que tendrá un efecto directo sobre nuestro ánimo y en la sensación de bienestar. Además, contribuirá a que durmamos mejor.
Llevar una dieta equilibrada
Sobre todo, una con bajo contenido en grasas saturadas y azúcares también repercutirá en nuestra calidad del sueño. Recuerda siempre cenar alimentos ligeros para facilitar la digestión durante la noche.
La exposición a la luz solar
Durante las horas centrales del día, la luz del sol permitirá que nuestro reloj biológico se ponga en hora. Es recomendable recibir al menos 10 o 15 minutos diarios sin protección solar para favorecer la síntesis de la vitamina D.
Mantener nuestro ciclo de descanso y vigilia
Implica alejarse de la iluminación artificial intensa cuando comienza a caer la noche, al igual que debe evitarse el uso de pantallas y dispositivos que emiten luz azul. Inhiben la producción de melatonina.
No hay que olvidar cuidar el espacio de descanso. Debe ser relajante y cómodo para que incite a la tranquilidad. Elige ropa de cama de acuerdo con las nuevas temperaturas y una iluminación cálida. Y, por último, no olvides que un colchón y una almohada pueden marcar la diferencia en cuanto a la calidad del sueño. Opta siempre por aquellos que se adapten a tus necesidades y realiza el mantenimiento adecuado para que conserven el mayor tiempo posible sus propiedades intactas. De esta forma podrás favorecer un descanso reparador incluso cuando la astenia otoñal haga su aparición.
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