sueño bifásico

25 Sep Toda la verdad que debes conocer sobre el sueño bifásico

¿Sabías que no siempre se ha dormido en un solo período nocturno largo? El descanso es una cuestión que también responde a patrones culturales y sociohistóricos. Un ejemplo es el sueño bifásico, una organización del mismo repartido en dos momentos del día, en lugar de uno solo. Existen diferentes formas de implementarlo y hay quienes lo ponen en práctica para mejorar su productividad. Aun así, puede no ser de utilidad a todo el mundo. Por ello, a continuación, vamos a centrarnos en las consecuencias del sueño bifásico para conocer sus beneficios y desventajas.

¿Qué es el sueño bifásico?

Imagina que en lugar de reservar el sueño a las 7-8 horas seguidas durante la noche, lo dividieras en dos tramos separados por un lapso de tiempo de vigilia. Eso es el sueño bifásico, también conocido como segmentado, que contrasta con el sueño monofásico, actual en las sociedades occidentales.

Sin embargo, parece que el que hoy consideramos como normal no siempre fue el patrón de descanso habitual; en las sociedades preindustriales era común dormir varias horas seguidas para, a continuación, permanecer una o dos horas despiertos para volver de nuevo a la cama. Pero con la llegada de la electricidad, los momentos de vigilia aumentaron y los de sueño se concentraron en un único momento de la noche.

El sueño bifásico puede ponerse en práctica de diferentes maneras, con alternativas más o menos radicales. Una de las más frecuentes hoy en día sería la siesta, esa costumbre de dormir durante un corto período de tiempo de entre 20 o 30 minutos después del almuerzo. Suele ser algo corriente en los países del sur, especialmente en los más cálidos.

Otras opciones consisten en acortar el descanso nocturno y reducirlo a unas 4 o 5 horas, para luego, durante el día, recurrir a una siesta de unos 90 minutos que lo complemente. Hay quienes se prestan a esta experiencia con el objetivo de mejorar su productividad y aprovechar el silencio de la noche. Aun así, puede no ser lo más conveniente para todo el mundo.

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Sueño bifásico experiencias: ¿es mejor que el sueño monofásico?

Lo cierto es que los ciclos de sueño y vigilia están regulados por los ritmos circadianos. Estos obedecen a períodos de 24 horas en los que se organizan las diferentes funciones del organismo en base a la luz natural que se percibe. De esta forma, se guía al cuerpo para que permanezca despierto o lo prepara para dormir. Por lo tanto, si nuestro ritmo está habituado a un sueño monofásico, puede ser difícil pasar a uno bifásico o incluso perjudicial.

Hay ciertas personas, estilos de vida o profesiones que sí se pueden beneficiar de dormir de manera fragmentada. Así, trabajos con horarios poco convencionales, como el pilotaje de aviones o aquellos que trabajan en sanidad con guardias nocturnas, pueden encontrar ventajas en este tipo de patrón; les posibilitaría repartir el descanso en varias fases sin llegar a privar al organismo del mismo. También las personas creativas han experimentado con esta clase de horarios, bien para “aprovechar el tiempo” o bien porque era algo que les favorecía a la hora de desempeñar sus responsabilidades y creaciones.

Sin embargo, promover un sueño bifásico de manera artificial puede no ser todo lo beneficioso que se pudiera creer. No es lo mismo despertarse de un sueño de calidad y reparador que forzar al cuerpo a la actividad tras descansos más cortos. Por lo tanto, esta práctica puede no ser la mejor para todo el mundo, especialmente si se tiene un ciclo de sueño-vigilia regulado, ya que podría provocar un peor sueño y repercutir en la salud.

En cambio, algunas personas con insomnio o problemas para conciliar el sueño podrían beneficiarse de los patrones segmentados y lograr, de esa forma, descansar de manera adecuada. Eso sí, deben tratar en todo momento de dormir las horas necesarias, aunque estas se organicen de diferente forma. Esto puede llevarse a cabo mediante siestas, especialmente si el descanso nocturno no ha sido el apropiado, o reduciendo progresivamente el número de horas dedicadas a la noche y aumentando las de sueño durante el día.

¿Cómo adaptarse al sueño bifásico?

Aunque, como se ha dicho, este tipo de rutina puede no ser la idónea para muchas personas, sí que puede resultar provechosa para otras. Para implementarla, es importante someterse a un período de adaptación cuidadosa que suele prolongarse entre las 2 y las 3 semanas.

Con todo, conviene ser cautelosos durante todo el proceso y observar cuáles son las sensaciones que provoca y de qué manera interfiere en el día a día. Por ejemplo, hay personas que el permanecer en estado de vigilia durante la madrugada puede generarles más ansiedad que tranquilidad, algo que a la larga producirá ciertas consecuencias en el bienestar.

Lo realmente crucial, sea el patrón que se elija, es obtener un sueño de calidad. Esto se consigue manteniendo horarios regulares para cuidar del ritmo circadiano y del reloj biológico y creando un entorno adecuado para el descanso. Es en este último punto donde resulta clave la elección de un mobiliario destinado al descanso que se amolde a las necesidades particulares de cada uno. Además, recuerda llevar a cabo una correcta higiene del sueño para lograr despertar completamente renovado.

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