trastornos del sueño

23 Ene Qué es el síndrome del sueño insuficiente

Dormir las horas de sueño recomendadas es crucial para tener un buen desempeño durante el día y no estar somnolientos o faltos de energía. Para personas adultas, estas suelen ser 7 u 8 horas. Aunque en muchas circunstancias el ritmo diario, el estrés y la ansiedad pueden influir sobremanera en el descanso y nuestra salud.

Además, hay diversos trastornos que repercuten en la calidad del sueño, como el síndrome del sueño insuficiente. Nos centraremos en este problema ya que cada vez lo padece un mayor porcentaje de la población.

¿Qué es el síndrome del sueño insuficiente?

Se trata de uno de los diferentes trastornos del sueño que existen y que afectan a la cantidad y calidad del descanso nocturno. En concreto, este síndrome causa que una persona duerma menos de lo necesario cada noche, por lo que no recupera la energía que requiere para desarrollar una actividad normal a lo largo de la rutina diurna. Una de las claves es que no ocurre de manera ocasional, sino que se da continua y persistentemente, interfiriendo en la vigilia.

Se considera que el descanso es insuficiente cuando este no es de calidad y además implica un sueño de menos de 6 horas. Las consecuencias son fácilmente detectables, especialmente si perduran en el tiempo y no son cuestión de un día aislado. Es común que se sienta una excesiva somnolencia durante el día, falta de energía, fatiga física y mental o dificultad para la concentración. Estos síntomas provocan que se tengan que consumir bebidas energéticas de forma abundante para mantenerse despierto.

El síndrome del sueño insuficiente es habitual en adolescentes y adultos jóvenes. Pero también se da a lo largo de todas las edades y sexos. Puede aparecer al inicio de la treintena y no suele ser detectado hasta cumplidos los 40, cuando los síntomas son persistentes.

¿Cuáles son las causas del síndrome del sueño insuficiente?

Existen muchos problemas de sueño que influyen en la calidad de vida de quien las padece. De hecho, no solo afectan al desempeño diurno, sino que pueden suponer un peligro tanto para la salud como la seguridad. Horas de sueño insuficientes interfieren en la capacidad para conducir, por ejemplo.

Sin embargo, una de las características del síndrome del sueño insuficiente es su origen: los factores extrínsecos. Esto significa que está provocado por causas ambientales o del contexto de la persona. Puede ser una carga excesiva de trabajo, responsabilidades familiares o trastornos emocionales como la ansiedad. Todo ello hace que la hora de descanso se posponga más allá de la que el propio cuerpo espera. Entonces no se obtienen las horas de sueño que el organismo necesita para funcionar correctamente.

Entre los factores más comunes que se asocian a este trastorno se encuentran:

  • El uso abusivo de dispositivos electrónicos. Estos interfieren en la calidad del sueño debido a la exposición nocturna a la luz azul que emiten. Eso afecta a la producción de melatonina y a los ritmos circadianos del cuerpo.
  • Los trastornos emocionales, como la ansiedad o la depresión, así como la presión tanto laboral como académica pueden obstaculizar el descanso y la capacidad para conciliar el sueño.
  • El consumo excesivo de bebidas con cafeína también afecta al sueño e influye e incrementa el síndrome del sueño insuficiente, ya que puede demorar el momento de ir a la cama e incluso impedir quedarse dormido.

¿Se puede tratar el síndrome del sueño insuficiente?

El síndrome del sueño insuficiente es un trastorno originado por factores conductuales. Por lo tanto, lo principal a la hora de ponerle remedio es encontrar la causa que lo origina. Después debemos adquirir unas buenas pautas de descanso que propicien la óptima recuperación de energía.

Una de las claves es mantener una correcta higiene del sueño. Se trata de una serie de actitudes y hábitos que nos ayudan a conciliar el sueño y a dormir profundamente. Esto garantiza su calidad y la reparación. Para implementarla, es necesario incorporar una serie de acciones a nuestra rutina. Es la forma de que obtengamos la energía indispensable para el correcto funcionamiento del organismo y para desempeñar nuestras responsabilidades diurnas según nuestra edad y actividad. Estas son algunas de ellas:

  • Establecer un horario tanto para dormir como para despertarse cada día, de manera regular.
  • Si el sueño durante la noche no ha sido suficiente o la actividad diurna lo requiere y lo posibilita, dormir una siesta puede ser recomendable, siempre y cuando no supere los 45 minutos.
  • No se debe tomar cafeína unas 6 horas antes del momento de acostarse. Aquí se incluyen estimulantes como el café, el té y las bebidas energéticas, pero también el chocolate.
  • Evitar las cenas pesadas y copiosas cuya digestión puede dificultar la conciliación del sueño.
  • Practicar deporte es algo altamente aconsejable a lo largo del día. Siempre y cuando no se realice antes de la hora de dormir porque activaría el organismo.
  • El tabaco provoca efectos en el organismo que impiden el sueño. Además favorecen su fragmentación, por lo que no debería fumarse antes de acostarse.
  • Uno de los aspectos más importantes en la higiene del sueño es destinar la cama solo al sueño. Eso implica no realizar otras actividades como trabajar, ver la televisión o leer.
  • Como ya se ha comentado, tampoco se debe estar expuesto a la luz azul de las pantallas de dispositivos.

Importancia del espacio para el descanso

La calidad del sueño también depende de disponer de un espacio adecuado para el descanso. Esto incluye un buen colchón, base y almohada que se adapten a nuestras necesidades para que nos facilite dormir profunda y cómodamente. Para ello, debes informarte entre las diferentes opciones disponibles en el mercado. Con la ayuda de especialistas en descanso, decidir cuáles son las que mejor se adaptan a ti.

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