20 Sep Qué es el sueño liviano o ligero
El sueño está compuesto por diferentes fases que transcurren cada noche en varios ciclos de 90 minutos aproximadamente cada uno. Las más conocidas son la REM o las etapas de sueño profundo. Sin embargo, el sueño liviano también cumple una función importante. Cuando permanecemos en ese estado existe una mayor facilidad de despertarse. Pero antes de profundizar, vamos a conocer los distintos estadios del sueño.
¿Cuántos tipos de sueño existen?
Los ciclos por los que pasamos cada vez que dormimos están compuestas por cinco fases que se agrupan en el sueño no REM y el REM. La primera es la que ocupa un mayor porcentaje, alcanzando un 75 % aproximadamente de un ciclo. La segunda es en la que tiene lugar procesos relacionados con la memoria y la consolidación de recuerdos e informaciones.
Tanto la etapa de sueño ligero como la de sueño profundo se dan en el sueño no REM, formado por cuatro fases en total en las que pasamos de estar despiertos a estar completamente dormidos. La primera es la que se conoce como adormecimiento, que supone un 10 % del ciclo; la segunda es la del sueño ligero y constituye un 45 % y, por último, es en las fases 3 y 4 en las que se concentra el sueño profundo, suponiendo un 20 %. Es en ellas en las que el descanso ya es reparador y son las que van a determinar la calidad de este.
El sueño liviano es una de las fases en las que pasamos una mayor parte del tiempo durante la noche
Esta etapa del sueño no REM es una transición en la que nuestro cuerpo se va relajando y vamos desconectando progresivamente de lo que nos rodea mientras que la frecuencia cardíaca y el ritmo de la respiración se ralentizan. Como aún no hemos entrado en el sueño profundo, es posible que tengamos la sensación de despertarnos y volvernos a dormir o de ser conscientes de nuestro entorno varias veces hasta que llegamos a la siguiente fase y nos aislamos por completo.
Los ciclos del sueño, aunque mantienen la misma estructura durante toda nuestra vida, van variando según cumplimos años de tal forma que el tiempo que pasamos en unas etapas u otras va cambiando. Por eso los bebés permanecen una mayor parte del ciclo en la fase REM, no como los adultos.
Y, como hemos visto, es en el sueño ligero o interrumpido en el que pasamos gran parte de los ciclos (entre 30 y 40 minutos), de ahí que según vamos contando primaveras, tengamos la sensación de dormir peor, de despertamos con mayor facilidad por la noche o de desvelamos ante cualquier estímulo externo.
¿Es posible cambiar el tiempo que pasamos en el sueño liviano?
Podría parecer lógico que, si nos levantamos por la mañana con la sensación de haber descansado poco o de haber estado desvelándonos varias veces por la noche, deberíamos tratar de permanecer más tiempo en las fases 3 y 4 del sueño no REM, es decir, durmiendo profundamente.
Desafortunadamente, esto no es algo que se pueda controlar o que podamos equilibrar. Sin embargo, si podemos cambiar nuestros hábitos para tener mejor sueño y luchar contra el sueño liviano.
Para empezar, dormir bien implica mantener una rutina en cuanto a la hora que nos acostamos y nos levantamos. Esto implica hacerlo cada día a la misma hora y tratar de descansar entre 7 y 8 horas cada noche. No tomes cafeína o al menos, aléjala de la noche. También conviene evitar las siestas, o que estás no duren más de 30 minutos.
Una cena ligera siempre te ayudará a dormir mejor. Y la luz de las pantallas tampoco ayuda en absoluto a descansar. Para impedirlo, trata de no exponerte a dispositivos electrónicos o a luces fuertes antes de dormir. Mantener una higiene del sueño adecuada es crucial para cuidar y mejorar la calidad de nuestro sueño. Y con ella, también estaremos contribuyendo a nuestra salud y bienestar.
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