cronotipos

13 Jun ¿Sabés lo que son los cronotipos? por el Dr. Albares

Cada individuo tiene su propio ritmo interno, que marca las horas de actividad y descanso, de sueño y de vigilia. A las diferentes variaciones de estos ritmos internos las llamamos cronotipos.

Cronotipos: ¿Qué son?

¿Eres de las personas que les le gusta levantarse pronto, tenéis una mayor capacidad de concentración, de trabajo y de actividad y lo hacéis de manera activa, que madrugar no es un problema y que os es difícil trasnochar ? Esto quiere decir que perteneces al cronotipo matutino, o alondra. Aproximadamente una de cada diez personas pertenece a éste cronotipo.

Sin embargo, si eres de los que les cuesta levantarse, no eres capaz de ingerir nada que no sea un café, te activas por la tarde y no tienes dificultades en trasnochar; tu cronotipo es vespertino, o búho. Tres de cada diez individuos son de este cronotipo.

Entre estos dos extremos, tú también tienes su sitio, eres el denominado cronotipo intermedio o estándar, que podríamos comparar con un colibrí que tiene características intermedias. Son la mayoría de la población y son las personas que más fácilmente se adaptan a los horarios sociales, ya que coinciden con su ritmo interno.

El hecho de que seamos matutinos, vespertinos o intermedios depende, en gran parte, de nuestra genética. Incluso parece que la estación del año en la que nacemos puede influir en el cronotipo.

¿Por qué tienes un cronotipo u otro?

Pero hoy sabemos que el cronotipo no es solo el resultado de haber heredado un reloj perezoso o uno acelerado; sino también es el resultado de la edad, el género, los hábitos de vida, la localización geográfica y las costumbres de la sociedad en la que vivimos.

La edad modula la tendencia innata a ser vespertinos o matutinos. Durante la infancia somos más matutinos, mientras que, al llegar a la adolescencia, nuestro cronotipo tiende a ser vespertino, una tendencia que alcanza su máxima intensidad entre los 19 y los 23 años, para posteriormente revertir progresivamente hasta una situación estable durante buena parte de nuestra vida laboral. Al llegar a la vejez, nuestro cronotipo vuelve a ser algo más matutino. Sin embargo, esto no anula las tendencias innatas de los cronotipos de cada persona.

Sabemos que, actualmente, en los habitantes de las ciudades, las diferencias en los horarios entre cronotipos extremos pueden superar las siete horas, lo que sugiere que las diferencias cronotípicas se están magnificando debido a nuestro modo de vida.

Los habitantes de zonas rurales muestran cronotipos más adelantados y más homogéneos, mientras que los de las ciudades son los que más retrasados y dispersos los tienen, corroborando la hipótesis que los hábitos de vida influyen en cómo estos cronotipos se manifiestan.

Por sí mismo, ningún cronotipo es mejor que otro, simplemente es una característica biológica de cada persona. Los problemas surgen cuando no podemos sincronizar nuestro horario biológico con nuestras necesidades familiares, laborales, académicas y/o sociales: es entonces cuando aparece la cronodisrupción y normalmente la privación crónica de sueño.

La correcta utilización de los sincronizadores externos, la luz-oscuridad, la actividad física, los horarios de las comidas y los contactos sociales ayudan a adaptar nuestro cronotipo a nuestras necesidades vitales.

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