apnea y ejercicio

18 Sep ¿Tienen relación la apnea del sueño y el ejercicio físico? Por el Dr. Albares

La Apnea obstructiva del sueño es, junto al insomnio, el trastorno del sueño más prevalente en España, afectando a un alto porcentaje de la población, que, en su mayoría, entorno al 70 por ciento, no está diagnosticada ni tratada.

¿Qué es la apnea del sueño?

La apnea del sueño se caracteriza por episodios repetitivos de colapso – total o parcial – de la vía aérea superior (a nivel de la orofaringe) durante el sueño; provocando cambios en la presión intratorácica, periodos cíclicos de falta de oxígeno, incremento de la actividad neurovegetativa, así como efectos biológicos sistémicos.

Síntomas de la apnea del sueño. ¿Cuáles son los principales?

Entre sus síntomas más característicos están el ronquido intenso, despertares con sensación de asfixia, fraccionamiento del sueño y nicturia. Muchos pacientes presentan somnolencia excesiva diurna, alteraciones cognitivas, cefalea matutina e irritabilidad.

Los factores de riesgo más relevantes relacionados con la aparición de la apnea son la obesidad, la edad y la pertenencia al sexo masculino. La relación entre la obesidad y la apnea es incuestionable y muy superior al efecto de la edad y el sexo. Existe una correlación lineal entre el incremento de peso y el índice de apnea por hora (IAH); por cada 10 kg de sobrepeso se dobla la probabilidad de padecer apnea del sueño.

Apnea del sueño y ejercicio físico para mejorar nuestra salud

La importancia de la obesidad radica en su distribución de la grasa corporal. El diámetro del cuello se correlaciona mejor con la gravedad de la apnea que el índice de masa corporal (IMC), reflejando el depósito de grasa alrededor de la vía aérea que condiciona su tendencia a colapsarse. Es por este motivo que las medidas terapéuticas más utilizadas y recomendadas son la dieta y el ejercicio físico. Ambas consiguen una mejora significativa de la apnea.

Una reducción de peso del 10-15% se traduce en una disminución del IAH entre el 26 y el 50%, aunque en no siempre se consigue la curación, por lo que en muchos casos debe combinarse con otros tratamientos (cómo la CPAP o dispositivos intraorales de avance mandibular).

Hay varios estudios que muestran que los pacientes con apnea del sueño realizan menos actividad física de la recomendada, al tiempo que se ha demostrado que el entrenamiento físico mejora la severidad de la apnea del sueño, disminuyendo potencialmente las comorbilidades asociadas.

El aumento de la actividad física está asociado a un menor riesgo de apnea obstructiva del sueño: un modesto aumento en la actividad física, como caminar, está asociado con una reducción del 10% en el riesgo de desarrollar apnea del sueño.

Los índices de apnea del sueño en niños y adultos siguen aumentando. Por lo tanto, es importante comprender el papel de los factores protectores modificables para la apnea del sueño, y el ejercicio físico es uno de esos factores protectores y tiene muchos otros efectos positivos en la salud general.

Todos los resultados de los estudios sugieren que el entrenamiento físico ejerce un efecto significativo sobre la gravedad de la apnea y la calidad del sueño, aportando beneficios para el tratamiento de la apnea, más allá de facilitar la pérdida de peso.

Los profesionales de la salud del sueño deberíamos intentar que nuestros pacientes hagan más ejercicio físico. Prevenir la aparición de la apnea del sueño siempre será el mejor tratamiento.

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