
21 Nov ¿Dormir con la boca abierta puede causar problemas?
Generalmente, dormir con la boca abierta es señal de que existe algún tipo de obstrucción en las vías aéreas superiores. Esta puede ser temporal, como la congestión nasal que produce un resfriado, o bien puede darse de forma más habitual si se padece algún defecto en la estructura que afecta a la nariz. Es en esos casos en los que cabe preguntarse: ¿es malo dormir con la boca abierta? ¿Tiene consecuencias a largo plazo? La respuesta depende de diversos factores y circunstancias concretas que detallaremos a continuación.
¿Por qué dormimos con la boca abierta?
Los principales motivos se pueden organizar en dos categorías según se trate de algo puntual o no. Entre las primeras, encontramos los resfriados, constipados, alergias o gripes, condiciones temporales que provocan congestión, lo que dificulta la respiración especialmente cuando nos tumbamos.
Sin embargo, cuando dormir con la boca abierta se convierte en algo rutinario, las causas pueden ser más complejas:
- El flujo de aire en las vías aéreas superiores puede verse obstaculizado por la presencia de un tabique desviado u otros problemas anatómicos, por vegetaciones o debido a unas amígdalas grandes.
- La apnea del sueño es un trastorno que provoca la interrupción de la respiración mientras se duerme, de ahí que se desarrolle la costumbre de tratar de respirar por la boca para compensar.
- La postura al dormir o los hábitos adquiridos durante una afección temporal o en la infancia pueden hacer que se respire por la boca.
¿Puede ocasionar problemas dormir con la boca abierta?
Aunque pueda parecer una costumbre inocua, lo cierto es que dormir con la boca abierta puede provocar una serie de incomodidades que, con el tiempo, pueden impactar de manera negativa en el descanso y en el bienestar general.
Dormir con la boca abierta consecuencias a corto plazo
Algunas consecuencias pueden apreciarse desde la primera noche, generando molestias que afectan al período de vigilia:
- Sequedad bucal y mal aliento: el paso continuo del aire por la boca hace que la saliva se evapore, lo que produce la sensación de boca pastosa o incluso irritada. Además, esa misma sequedad favorece la proliferación de bacterias que causan halitosis.
- Dolor o sensibilidad de garganta: el flujo de aire durante períodos prolongados o durante toda la noche puede hacer que las mucosas se inflamen, generando irritación.
- Ronquidos: la respiración a través de la boca está directamente vinculada a este problema. Se da cuando la garganta se reseca y los tejidos vibran por el paso del aire, lo que produce el sonido característico que puede repercutir tanto en el sueño propio como en el ajeno.
Además, el resultado de padecer una o varias de estas consecuencias es un descanso poco reparador, ya que, al alterar el ritmo de la respiración, pueden llegar a reducirse las fases de sueño profundo.
Problemas a largo plazo por dormir con la boca abierta
Cuando se duerme con la boca abierta de manera prolongada en el tiempo, las consecuencias pueden ir más allá de meras incomodidades puntuales al despertar, incluso puede afectar al descanso para el desarrollo del cerebro. Algunas de las más habituales son:
- Favorece la aparición de caries: la sequedad bucal continuada crea las condiciones propicias para que la acidez de la boca aumente, el esmalte se debilite y las bacterias se desarrollen con mayor facilidad. Esto incrementa el riesgo de sufrir caries u otras enfermedades en las encías.
- Deformación del rostro: especialmente de la mandíbula, ya que permanecer tantas horas con la boca abierta puede alterar su posición natural, lo que repercute, a su vez, en los labios, la lengua, el paladar y en la alineación de los dientes. En el caso de los niños, etapa clave en el desarrollo físico, la respiración bucal prolongada puede derivar en cambios estructurales en los huesos faciales y dentales.
- Menor oxigenación: al respirar por la nariz el cuerpo recibe aire filtrado y con un mayor porcentaje de oxígeno. En cambio, cuando se hace por la boca, ese proceso se interrumpe y el oxígeno llega en menor cantidad, lo que puede traducirse en menor energía, fatiga matutina y dificultad para la concentración durante el día.
¿Cómo evitar dormir con la boca abierta?
Dependiendo de su causa, se pueden poner en marcha diferentes estrategias para evitar dormir con la boca abierta y mejorar la respiración nocturna. Lo principal es abordar la afección que lo origina, ya que de lo contrario solo se ofrecerá una solución temporal. Por eso, las estrategias y los tratamientos pueden variar según el caso:
- Para las alergias, la solución pasa por la medicación con antihistamínicos y/ o el filtrado del aire para eliminar las partículas y mejorar la calidad del aire. Además, se puede combinar con soluciones salinas, ya que pueden ayudar a descongestionar las vías nasales.
- Cuidar la postura al dormir: en estos casos, lo ideal es dormir de lado, posición que favorece una respiración más fluida. También conviene elegir una almohada que mantenga el cuello y la cabeza alineados.
- Revisar el colchón: una cama con una firmeza inadecuada puede llegar a alterar la postura cervical y entorpecer la respiración, de ahí que sea importante seleccionar un colchón ergonómico que ayude a mantener la alineación de la columna y el cuello y, en consecuencia, no dificulte la respiración.
- Corrección de problemas estructurales o funcionales: en aquellos casos en los que existe una desviación del tabique, el desarrollo excesivo de las amígdalas o vegetaciones, se recomienda acudir a un profesional para que valore un tratamiento específico.
Dormir con la boca abierta puede tener repercusiones en el descanso, pero también en la salud general. Dar con la causa y poner en práctica pequeños cambios en la rutina o en el entorno en el que se duerme puede marcar la diferencia. Porque un sueño reparador comienza con una buena respiración.

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