dormir con pelo mojado

17 Jul ¿Es malo dormir con el pelo mojado ? por el Dr. Albares

Con el calor, las noches en vela aumentan y para aliviar estos cambios de temperatura y poder dormir, muchas veces se recurre a soluciones que distan de ser saludables. Es el caso, por ejemplo, de dormir con el pelo mojado.

¿Es malo dormir con el pelo mojado?

Irse a la cama sin secarse el pelo no es muy recomendable, puesto que la humedad puede provocar problemas como: mayor sensibilidad capilar y aumento de la porosidad de la superficie capilar, enredos, nudos en el pelo y la incomodidad general asociada a tener la almohada húmeda durante toda la noche.

Aunque es posible que el cabello mojado pueda crear un ambiente ligeramente más húmedo, no es un factor de riesgo significativo para el crecimiento de hongos o la caspa y la mayoría de personas pueden dormir ocasionalmente con el cabello sin desarrollar problemas de cuero cabelludo. Otro mito muy extendido es que irse a la cama con el pelo mojado puede provocar dolores de cabeza o resfriados. Pero no hay ningún estudio científico que avale esa suposición ( recordemos que son virus respiratorios los que causan los resfriados). Lo que sí sabemos los expertos en medicina del sueño, es la relación del sueño con la temperatura corporal. Así pues, la señal de disminución de la temperatura ambiente es muy importante para que nuestro cuerpo se prepare para dormir.

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Una vez que la temperatura corporal desciende por la noche, las células termosensibles envían una señal a nuestro cerebro para que inicie la oleada vespertina de melatonina y, con ella, la orden de dormir. Así pues la luz ambiental y la temperatura, de forma sinérgica aunque independiente, dictan los niveles de melatonina nocturna ideales para dormir. El cuerpo no se muestra pasivo a la hora de permitir que el frío de la noche lo adormezca, sino que participa activamente. Una forma de controlar la temperatura corporal central, es a través de la superficie de la piel. Las manos, los pies y la cabeza, son los encargados de eliminar el calor corporal, disminuyendo la temperatura corporal central. El gesto habitual de sacar las manos y los pies debajo de la colcha mientras dormimos durante la noche responde a la necesidad de descargar el calor de nuestras extremidades cuando la temperatura central aumenta.

Nos hemos acostumbrado a vivir con temperaturas estables durante todo el día y hemos eliminado esta señal básica para el sueño. Al vernos privados de la disminución natural de la temperatura, nuestros cerebros no reciben la instrucción de enfriamiento, necesaria para facilitar la liberación de melatonina. La mayoría de nosotros establecemos la temperatura ambiental de la casa y del dormitorio a un nivel más alto de lo óptimo para dormir, y esto probablemente contribuye a una cantidad y una calidad de sueño inferiores.

Por éste motivo es muy importante mantener la temperatura del dormitorio fresca, entre 18 y 21ºC.  Si hay algo destacado al intentar dormir durante los meses de verano, es lo proactivo que debes ser. Comprender cómo las temperaturas elevadas afectarán la cantidad y calidad de tu descanso significa que es más probable que estés preparado a medida que cambian las estaciones.

La buena noticia es que puedes hacer pequeños cambios fácilmente para asegurarte de superar los meses más cálidos ( como mantener la habitación fresca y ventilada, usar ropa de cama y pijama ligero, darse una ducha de agua templada antes de acostarte, mantenerte bien hidratado y evitar ejercicio intenso antes de dormir) y , con suerte, disfrutar en su mayor parte de una noche de sueño decente. Y si tienes dificultades, recuerda que las noches más frescas y oscuras siempre están en camino!

Javier Albares, experto en descanso y sueño

Dr. Javier Albares


Fundador y director de Medicina del Sueño Doctor Albares, Centro Médico Teknon.

Especialista europeo en Medicina del Sueño (titulado por European Sleep Reseach Society en el año 2014) y miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES) y de la Sociedad Europea del Sueño.

Colegiado por el colegio de Médicos de Barcelona y especialista en Neurofisiología Clínica.

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